martes, 15 de julio de 2008

Las viejas chismosas censuran todo brote de prosperidad


Las muy célebres y archiconocidas viejas chismosas con una exagerada interpretación de los hechos y con un marcado dramatismo, censuran todo brote de prosperidad por más minúsculo que sea, intercambiando ideas y activando el lado negativo de las cosas, y como se trata de gente con un fuerte potencial de histeria, tratándose de mujeres, un género bastante difícil, muy marcado por la teatralidad y la exaltación, aplicando un razonamiento neurótico, utilizando a terceros; compadres y amistades como instrumentos del chisme, brazos extensores de rumores y telaraña de habladurías.

Aunque hay que aclarar que en la mayoría de los casos son realmente viejas, existe otras no tanto, también las hay en la versión de señora joven paranoica y en la de adolescente mal informada y neurótica, y cada vez con mayor frecuencia. Esto ocurre por el hacinamiento, la tugurización, la desigualdad social, la envidia de género y el evidente odio, sumado al resentimiento y a la fuerte conexión entre la legión de viejas chismosas que incluye; abuelas, comadres, tías, vecinas e hijas, -éstas últimas- al entrometerse desde pequeñas en conversaciones de mayores, se entremezclan, opinan, agregan, inventan, difaman, difunden y como resultado terminan pareciéndose entre sí.
Y esto sucede porque al dedicar varios minutos de su tiempo a criticar, hacer hipótesis, pero sin ningún fundamento científico alguno, solo unas tremendas ganas por hacer escarnio, de abrumar y regodearse, como una especie de compensación, algo natural a éste género que consiste en hacer chismes, (equilibrar la balanza a favor). Involuntariamente son conscientes de sus limitaciones, por tal motivo aplican este razonamiento equilibrando una vez más la balanza, ubicándose siempre en una situación ventajosa: -“¡fulanito así…!”, “¡menganita asá…!”-, como quien da a entender -“¡pero nosotros no…!”-,  semejante mentira. (Recuerden que de leyendas, cuentos y chismes, también está hecha la historia. Como ya se dijo, dentro del razonamiento de las viejas chismosas es evidente, censurar todo brote de prosperidad; material o intelectual, esto último está demostrado a través del tiempo, es lo que más incomodidad y antipatía les genera)
Éstas mujeres chismosas, tienen mil y un métodos de intimidación, son poseedoras de una logística, aunque empírica, pero muy avanzada, con redes de contacto, dominio de procedimientos castrenses para amedrentamientos, para hacer escarnio, es decir, cuando se trata de hostigar, difundir, ponerle color a la historia, levantando la voz, agregándole teatralidad y dramatismo, hacen uso de sofisticados métodos de difusión, gestión, intercambio y trueque, utilizando incluso los más diversos medios de propaganda, porque como el chisme se trasmite de persona a persona, al menudeo, puerta a puerta, mediante un diálogo dramático, permitiendo que llegue a los rincones más recónditos; de norte a sur, de este a oeste. No existe tienda, bodega, restaurante de menú o cantina, así como; padres de familia, maestros, comerciantes, jubilados o amas de casa que no se involucren, es decir, desarrollan todo un plan de acción, crean estereotipos. Porque se trata de grupos con poder, con un convencimiento, teatralidad y una habilidad emocional tan profunda que llega a conmover a cualquiera. Así es, a cualquiera.

Como conclusión, podemos decir, si una o varias grandísimas “viejas chismosas”, menopaúsicas y súper rajonas, realmente viejas, jóvenes o adolescentes, -ya sabemos que terminan pareciéndose entre sí-, histéricas, psicóticas, neuróticas y paranoicas, llega a ti para hablar mal de otra persona, -generalmente ausente-, córtala, no sé como pero fulmínala. Pero compréndela, para ellas, la vida no ha sido favorable, por eso viven resentidas y lo expresan en los chismes.

Blog: “Crónicas desclasificadas” ®

Lima – Perú, 2008


Imágenes: cortesía I.A Bing (Tal cual como se representa)