Las muy célebres y archiconocidas viejas chismosas con una exagerada interpretación de los hechos y con un marcado dramatismo, censuran todo brote de prosperidad por más minúsculo que sea, intercambiando ideas y activando el lado negativo de las cosas, y como se trata de gente con un fuerte potencial de histeria, tratándose de mujeres, un género bastante difícil, muy marcado por la teatralidad y la exaltación, aplicando un razonamiento neurótico, utilizando a terceros; compadres y amistades como instrumentos del chisme, brazos extensores de rumores y telaraña de habladurías.
Aunque hay que aclarar que
en la mayoría de los casos son realmente viejas, existe otras no tanto, también
las hay en la versión de señora joven paranoica y en la de adolescente mal
informada y neurótica, y cada vez con mayor frecuencia. Esto ocurre por el
hacinamiento, la tugurización, la desigualdad social, la envidia de género y el
evidente odio, sumado al resentimiento y a la fuerte conexión entre la legión
de viejas chismosas que incluye; abuelas, comadres, tías, vecinas e hijas,
-éstas últimas- al entrometerse desde pequeñas en conversaciones de mayores, se
entremezclan, opinan, agregan, inventan, difaman, difunden y como resultado
terminan pareciéndose entre sí.
Y esto sucede porque al
dedicar varios minutos de su tiempo a criticar, hacer hipótesis, pero sin
ningún fundamento científico alguno, solo unas tremendas ganas por hacer
escarnio, de abrumar y regodearse, como una especie de compensación, algo
natural a éste género que consiste en hacer chismes, (equilibrar la balanza a
favor). Involuntariamente son conscientes de sus limitaciones, por
tal motivo aplican este razonamiento equilibrando una vez más la balanza, ubicándose siempre en una situación ventajosa: -“¡fulanito así…!”, “¡menganita asá…!”-, como quien da a entender -“¡pero nosotros no…!”-, semejante mentira. (Recuerden que de leyendas,
cuentos y chismes, también está hecha la historia. Como ya se dijo, dentro del
razonamiento de las viejas chismosas es evidente, censurar todo brote de prosperidad;
material o intelectual, esto último está demostrado a
través del tiempo, es lo que más incomodidad y antipatía les genera)
Éstas mujeres chismosas, tienen mil y un métodos de intimidación, son poseedoras de una logística, aunque
empírica, pero muy avanzada, con redes de contacto, dominio de procedimientos
castrenses para amedrentamientos, para hacer escarnio, es decir, cuando se
trata de hostigar, difundir, ponerle color a la historia, levantando la voz, agregándole teatralidad y dramatismo, hacen uso de sofisticados métodos de
difusión, gestión, intercambio y trueque, utilizando incluso los más diversos
medios de propaganda, porque como el chisme se trasmite de persona a persona,
al menudeo, puerta a puerta, mediante un diálogo dramático, permitiendo que
llegue a los rincones más recónditos; de norte a sur, de este a oeste. No
existe tienda, bodega, restaurante de menú o cantina, así como; padres de familia, maestros, comerciantes, jubilados o amas de casa que no se
involucren, es decir, desarrollan todo un plan de acción, crean estereotipos. Porque se trata de grupos con poder, con un convencimiento, teatralidad y
una habilidad emocional tan profunda que llega a conmover a cualquiera. Así es, a cualquiera.
Como conclusión, podemos
decir, si una o varias grandísimas “viejas chismosas”, menopaúsicas y súper
rajonas, realmente viejas, jóvenes o adolescentes, -ya sabemos que terminan
pareciéndose entre sí-, histéricas, psicóticas, neuróticas y paranoicas, llega
a ti para hablar mal de otra persona, -generalmente ausente-, córtala, no sé
como pero fulmínala. Pero compréndela, para ellas, la vida no ha sido
favorable, por eso viven resentidas y lo expresan en los chismes.
Blog: “Crónicas desclasificadas” ®
Lima – Perú, 2008
Imágenes: cortesía I.A Bing (Tal cual como se representa)